Lo confieso: nunca antes había utilizado el cardamono. Es una de esas especies que me llamaban la atención, pero por alguna extraña razón no introducía en la cocina. El cardamomo es todo aroma y ahí reside su gran atractivo a la hora de utilizarlo en repostería. La prueba es este bizcocho de cardamomo, un postre tradicional de Suecia donde recibe el nombre de Kardemummakaka.
No es de extrañar que los egipcios ya utilizasen el cardamomo para hacer perfumes. Junto a la vainilla y el azafrán, es una de las especies más caras y valoradas. Pero tranquilos, para la receta de hoy no hace falta mucho y es tan sencilla que os sorprenderá. Si todavía no os he convencido para que utilicéis el cardamomo, pensad que tiene propiedades estimulantes e energizantes y es un remedio natural a problemas digestivos. Vaya, todo ventajas y ninguna excusa para lanzarse a su uso repostero.
INGREDIENTES (para un bizcocho de unos 18 cm, seis raciones aproximadamente)
- 160 g harina
- 60 g azúcar
- 100 g de mantequilla
- 125 ml de leche
- 1 huevo
- Media cucharadita de cardamomo molido
- 1 cucharadita y media de levadura química
- Almendras fileteadas (o nueces) para decorar al gusto.
2. Añadir la mantequilla y la leche y batir hasta que esté integrado.
3. Incorporar la harina, la levadura y el cardamomo molido y batir solo hasta que esté todo integrado.
4. Verter la masa en el molde previamente engrasado con matequilla. Yo lo hice en un molde desmontable redondo de 18 cm. Colocar encima las almendras fileteadas y un espolvorear con un poco de azúcar.
6. Hornear a 180°C unos 15 o 20 minutos, o hasta que al introducir un palillo éste salga limpio.
Este bizcocho sueco de cardamomo tiene un sabor muy característico y equilibrado en el que la especie está presente pero no de manera muy acusada. No os esperéis un bizcocho muy especiado, sino aromático, suave y muy esponjoso, ideal para un desayuno o merienda.